Puestos a drogarse, mejor drogarse bien
Las pol¨ªticas de reducci¨®n de da?os han demostrado ser eficaces en la salud de los drogodependientes y ¨²tiles para frenar la expansi¨®n del virus del sida
Por mucho que se les diga no, las drogas a veces no escuchan. Este, que viene a ser el lema de la ONG holandesa Mainline, trata de mostrar una realidad: aunque evidentemente son malas para la salud, mucha gente en el mundo las consume, las pol¨ªticas de erradicaci¨®n no han dado buenos resultados hasta el momento y mirar para otro lado como si no existieran no parece solucionar el problema.
La pol¨ªtica de reducci¨®n de da?os es una de las principales aliadas en la lucha contra el VIH, cuya expansi¨®n est¨¢ disparada entre quienes se inyectan opioides. Consiste en asumir que las drogas est¨¢n ah¨ª y, sin necesidad de legalizarlas, propone atender a quienes las consumen para que lo hagan de la forma m¨¢s segura posible. Ya sea mediante terapias de sustituci¨®n de hero¨ªna por metadona, la provisi¨®n de jeringuillas esterilizadas, asesoramiento en centros especializados o, incluso, el an¨¢lisis de las sustancias para asegurarse de que no est¨¢n adulteradas (con elementos que podr¨ªan hacerlas a¨²n m¨¢s da?inas que los propios estupefacientes).
A pesar de que est¨¢ cient¨ªficamente demostrado que la promoci¨®n de locales seguros para inyectarse reduce el contagio de VIH, hepatitis y otras enfermedades, mejora la seguridad urbana y reduce la mortalidad de los adictos, son contadas las ciudades del mundo que cuentan con alguno. Seg¨²n el censo de la Red Internacional de Locales de Consumo de Drogas, presentado en la 22? Conferencia Internacional de Sida a finales julio en ?msterdam, no suman ni un centenar. La mayor¨ªa est¨¢n concentrados en Holanda (20), Suiza (18), Alemania (26) y Espa?a (15, en su gran mayor¨ªa en Catalu?a). Australia, Canad¨¢, Francia, Dinamarca, Noruega y Luxemburgo son otros pa¨ªses que tienen centros de este tipo.
En este terreno, la ideolog¨ªa se ha impuesto a la ciencia. Un ejemplo claro es Europa del Este ¡ªespecialmente Rusia¡ª, donde la pol¨ªtica de criminalizaci¨®n del consumo no ha hecho m¨¢s que aumentar la expansi¨®n del virus. Esta regi¨®n del mundo es donde m¨¢s crece, y lo hace fundamentalmente entre los drogadictos y sus parejas. Michel Kazatchkine, miembro de la Comisi¨®n Global de Pol¨ªticas sobre Drogas, lamenta que muchos gobiernos no apliquen la reducci¨®n de da?os pese a la ¡°amplia evidencia¡±, por el estigma asociado al consumo. ¡°Esto debe cambiar¡±, afirma.
Como explica Chris Beyrer, epidemi¨®logo especializado en la lucha contra el VIH y los derechos humanos y expresidente de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por sus siglas en ingl¨¦s), el mundo lleva varias generaciones tratando de implantar la idea de un planeta libre de drogas. ¡°Se ha pensado que se podr¨ªa conseguir con [pol¨ªticas de] tolerancia cero. Para ello se han invertido billones de d¨®lares. ?Qu¨¦ hemos conseguido? ?Un mundo libre de drogas? No. Hay m¨¢s producci¨®n que nunca, incluso de hero¨ªna. Deber¨ªamos asumir que estas pol¨ªticas han fracasado y que muchas incluso tienen consecuencias negativas en la salud global¡±, asegura.
Aunque est¨¢n demostrados los beneficios de la promoci¨®n de locales seguros para inyectarse, existen menos de un centenar en el mundo
A pesar de que la pol¨ªtica de reducci¨®n de da?os es la respuesta adecuada en opini¨®n de la comunidad cient¨ªfica y de las propias Naciones Unidas, que la apoya con varios programas, un estudio presentado en ?msterdam por la ONG Harm Reduction International mostraba que las aportaciones de los donantes internacionales ¡ªque suponen dos terceras partes de todos los fondos¡ª para este tipo de planes han ca¨ªdo un 25% en la ¨²ltima d¨¦cada. Seg¨²n sus datos, en 2016 se destinaron 188 millones de d¨®lares, lo que es solo un 13% de los 1.500 que Onusida considera necesarios en los pa¨ªses de ingresos bajos y medios. ¡°Es evidente que los usuarios de drogas est¨¢n siendo olvidados en la respuesta global contra el VIH. La ca¨ªda en la financiaci¨®n de la reducci¨®n de da?os est¨¢ dejando a esta ya de por s¨ª marginada comunidad con un mayor riesgo de contraer el sida y la hepatitis C. Y cuestiona si los donantes se toman en serio sus objetivos en salud global¡±, subraya Catherine Cook, coautora de este documento.
En materia de sida, la meta es erradicar la epidemia en 2030, fecha l¨ªmite para los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para eso, el primer paso ser¨ªa que para 2020 se consiga lo que la comunidad cient¨ªfica denomina 90-90-90: que el 90% de los portadores del virus conozca su condici¨®n, el 90% de ellos la trate y, de estos ¨²ltimos, el 90% tenga una carga viral ¨ªnfima que impida su transmisi¨®n. Esto ya se da por imposible, en buena medida, por culpa de la expansi¨®n del virus entre los drogadictos y sus parejas.
La comunidad internacional est¨¢ teniendo un intenso debate en materia de pol¨ªtica de drogas. En 2016, por primera vez, la Asamblea Anual de la ONU dedic¨® una sesi¨®n al tema. Y el mundo est¨¢ dividido en dos bandos. Por un lado, los que abogan por una revisi¨®n de las pol¨ªticas ante la ineficiencia de la guerra contra los narc¨®ticos, integrado por pa¨ªses de Europa, Latinoam¨¦rica y el Caribe; y, por otro, los que creen que este fracaso se debe a una insuficiente dureza y quieren destinar todav¨ªa m¨¢s dinero a ser a¨²n m¨¢s restrictivos. Aqu¨ª se alinean las potencias del Este, con Rusia y China a la cabeza.
El mundo est¨¢ dividido en dos bandos: los pa¨ªses que quieren ser a¨²n m¨¢s restrictivos en la lucha contra las drogas y los liberales
Canad¨¢ se convirti¨® el pasado junio en el primer pa¨ªs del G-20 que legaliz¨® la marihuana con fines recreativos. Esta es una buena noticia para quienes defienden mayor tolerancia con los estupefacientes como soluci¨®n al problema. Ann Fordham, del Consorcio Internacional de Pol¨ªtica de Drogas lo ve como un ¡°paso adelante¡±. ¡°A Rusia no le ha hecho ninguna gracia esta medida. Es importante porque vemos que por fin algo se mueve¡±, asegura.
Si Rusia est¨¢ en el extremo conservador en asunto de narc¨®ticos, Holanda se sit¨²a claramente en el opuesto. En el pa¨ªs europeo han llevado la reducci¨®n de da?os a un nivel superior, y no solo atienden a los adictos, sino que tambi¨¦n hay centros con financiaci¨®n p¨²blica que analizan las sustancias de uso recreativo para asegurarse de que los consumidores no ingieren algo todav¨ªa m¨¢s peligroso que la droga que buscaban. ¡°Sirve como herramienta de salud p¨²blica, porque nos permite saber lo que hay en el mercado, las tendencias de consumo y los riesgos que existen¡±, explica Daan van der Gouwe, del Departamento de Monitoreo de Droga (DIMS, por sus siglas en ingl¨¦s) del Instituto Trimbos. Hace dos a?os circularon unas pastillas de ¨¦xtasis, conocidas por su aspecto (superm¨¢n rosa), que eran potencialmente mortales. As¨ª que hicieron un llamado p¨²blico de advertencia.
Cualquiera que lo desee, por 2,5 euros, puede acudir a que el laboratorio del DIMS analice su droga para saber qu¨¦ contiene. Las m¨¢s frecuentes son ¨¦xtasis y MDMA. Neils, un usuario del centro, asegura que es una forma de consumir ¡°con m¨¢s seguridad¡±, algo que ¨¦l hace ocasionalmente, ¡°unas ocho veces al a?o¡±. Si la sustancia est¨¢ en la base de datos, los resultados tardan tan solo unos minutos. De lo contrario, se demoran alrededor de una semana.
Este tipo de instalaciones son todav¨ªa m¨¢s escasas en el mundo que los de consumo seguro de hero¨ªna y tampoco est¨¢n exentos de pol¨¦mica. Son lo m¨¢s radical en pol¨ªticas de reducci¨®n de da?os y todav¨ªa no existen estudios que certifiquen que realmente sirvan para mejorar la salud p¨²blica. Pero hay otros muchos pasos anteriores, como los antes descritos, que s¨ª cuentan con evidencia que los respaldan. Y, a¨²n as¨ª, la mayor¨ªa de los pa¨ªses siguen ignor¨¢ndolos.
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